La arquitecta que se mete en las favelas
Si el debate por el lenguaje está vivo, el de los datos aspira a estarlo. "El Gobierno alega habitualmente que no dispone de información precisa para aplicar planes concretos para solucionar la precariedad de las favelas, nosotros recogemos esos datos para que no puedan decir que no los tienen". La que habla es Lais Rocha Leão (Curitiba, 1994), arquitecta urbanista de 24 años y una de los 16 jóvenes más influyentes de 2018, según la Comisión Europea. Acaba de visitar Bruselas en el marco de las Jornadas Europeas de Desarrollo, para contar cómo ella y su equipo recorren estas barriadas para elaborar estadísticas y hacer análisis cuantitativos y cualitativos de sus necesidades.

En los últimos años la información obtenida sobre estas barriadas ha permitido cambiar la percepción y los prejuicios sobre estas comunidades. Un estudio del IBGE concluyó en 2013 que el 65% de sus habitantes pertenecen a la clase media, que el 70% tienen cuenta corriente bancaria y el 35% posee tarjeta de crédito. Además de las cifras desnudas, Rocha busca la implicación de los vecinos: "Intentamos que la comunidad participe en el proyecto. La transparencia y la empatía son muy importantes en este trabajo y, por suerte, la mayoría de ellos ya nos conocen y confían en nosotros. Es muy duro luchar contra la frustración, porque ellos ya han escuchado promesas muchas veces y nunca ha cambiado nada".
Es muy duro luchar contra la frustración, porque ellos ya han escuchado promesas muchas veces y nunca ha cambiado nada.
La iniciativa tiene también una perspectiva de género. La urbanista opina que a través del cambio en el entorno, mejorará la situación de las mujeres. "Si reforzamos la comunidad, ellas tendrán, por ejemplo, un lugar en el que dejar a sus hijos y así poder trabajar", apunta Rocha. En las favelas, las mujeres suelen ser líderes en muchos de los proyectos que se llevan a cabo, pero también son las más damnificadas por las circunstancias. La mayoría están solas con varios hijos, bien porque el padre se ha marchado o porque son ellas las que huyen del maltrato.
La primera vez que Lais visitó una favela fue de la mano de sus abuelos, que quisieron que viera como eran esos asentimientos y fuera consciente de la realidad. "Son lugares que en cierto modo están relacionados con la esclavitud y el racismo. Nuestras ciudades son el reflejo de nuestra historia", asegura. Ella quiere cambiar un poco el curso de esta historia y que los habitantes de estas barriadas no sean vistos nunca más como "vagos y mala gente".
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